martes, 12 de enero de 2016

La Última Estrella

¡Hola!
Bueno, seguramente nadie lea esto pero no pierdo nada con escribirlo.
Les quiero contar que desde 2012 que intento escribir una novela. Como soy inconstante y generalmente se marchita mi imaginación y motivación siempre que empiezo, nunca lo logré.
Ahora que pasó año nuevo y empezó el 2016, agarré como meta escribir una novela. Creo que voy bien, tengo personajes, ideas y un borrador. Si alguien lee esto, pásenme suerte virtual(?)
Y bueno, a medida que vaya terminando los capítulos, voy a publicar los borradores acá, así que si alguien se choca con este blog y tiene ganas de leer, que lo haga con toda libertad.
Realmente quiero poder culminar este propósito que tengo desde hace cuatro años, realmente.
Así que, eso era todo. ¡Gracias!
Pd: El título de la publicación es el título de la futura novela.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Old Memories

Un frío y tenue viento recorrió mi espalda causándome un escalofrío.
Era invierno y los exámenes del segundo trimestre habían pasado. Acomodé mi bufanda y entré al instituto. Seguidamente pude notar a mi mejor amiga entre todo el gentío.
Hoy habría mucha gente por la “gran idea” del directorio al hacer una peña escolar. Lo que conllevaría a tener la multitud de primaria y secundaria juntos en un mismo salón.
Siempre aborrecí las reuniones de este tipo. Por más que tuviera un aspecto festivo y familiar, era demasiado… Pesado, irritante, molesto, etc. Además de ser meloso y sobradamente dulce por todas las parejas que, descaradamente, andaban mostrando el afecto y devoción que se tenían a las demás personas.
Repugnante.
-¡Buenos días! – saludó Clara.
>> Tan eufórica como siempre.
-¿No has dormido nada? ¿O qué? –preguntó.
Empecé a caminar directo al salón que estaba en el siguiente piso. –De hecho, me acosté demasiado temprano a mi gusto y terminé durmiéndome 4 horas después de lo planeado - recordé la desastrosa noche con mi consciencia torturándome con mis ideologías.- y cuando logré sosegarme, me desperté sudando por una pesadilla que no recuerdo.- finiquité.
No podría contarle que los pensamientos que me afligían eran sobre el estar enamorada… Algún día se lo soltaría.
Nunca confié ciegamente en las personas, no tendría por qué hacerlo ahora.  Tenía ejemplos de por qué y lecciones de las que aprender. No me arriesgaría a perjudicarme yo misma.
Me tacharía de terca, pero sabía que lo era.
-Sé que no te gustan las preguntas ni personas demasiado curiosas. Ya me contarás que te pasa. –por esa razón me caía inmoderadamente bien. Sabía las respuestas adecuadas, sabía cómo tratarme.  Me limité a sonreír.
Tocó el timbre de la entrada a clases. Ya habíamos llegado así que reservamos asiento consecutivamente.
El ambiente se llenó más veloz de lo que esperaba y a los 5 minutos entró el profesor.

Había llegado el receso y estaba con Clara observando el trabajo de preparativos que hacían los alumnos mayores de primaria junto a los menores de secundaria.
El salón donde se haría la famosa “peña” estaba decorado al puro estilo de feria. Entretenimiento, ventas, y un patio donde se podría charlar y demás.
Clara preguntó si se podría ayudar en algo y le lancé una mirada fulminante. Quedarse a ayudar significaría quedarse toda la mañana restante, y quién sabe cuántas horas de la tarde… Sin embargo, lo hice por ella.
Fue mejor de lo que esperaba.
Caí de la silla cuando colgaba globos, Clara destruyó un puesto de juegos con su trasero, pero al fin y al cabo, terminamos el trabajo.
-Ya era hora, aunque fue muy divertido- soltó ella.
-Sin duda, pero deberías bajar unos kilos. Es que, para despedazar un puesto entero, debes ser bastante pesada.- reí a carcajadas.
Ella infló los mofletes y río conmigo.
-En fin…-seguía riendo- ¿Nos vamos ya? Estoy bastante cansada, me daré un baño y me alistaré para volver aquí.- planteó ella.
-Vamos a mi casa, de paso comemos algo. –concluí.
-Me parece bien.-finiquitó.
Y así, como dijimos, lo hicimos.
Me coloqué un pantalón negro con pequeños detalles victorianos y un corsé rojizo color vino. Con unos botines con tachas. Cabello suelto.
Mientras que Clara se colocó una falda que quedaba por arriba de las rodillas y una camisa victoriana que se doblaba hasta por los codos con un chaleco encima. Discrepando con unas zapatillas converse. Su cabello recogido en una suelta coleta de caballo.
-Estoy lista, ¿tú?- dijo Clara.
-Hace media hora que estoy escuchando música con mis auriculares y tú preguntas si estoy lista. ¡Por supuesto que lo estoy!- respondí obviando.
-¡Entonces vamos yendo!- terminó eufórica.
Yo reí y asentí.
El camino se hizo corto, Clara hablaba en los momentos indicados. Yo casi nunca lo hacía.
El día había pasado sumamente rápido. Entré al instituto a las 8:00 a.m, entre tareas y las colaboraciones en la peña se hicieron las 5:30 p.m y estábamos saliendo de casa a las 7:45, dado que a las 8:00 p.m emprendía la peña, y a Clara no le cautivaba llegar tarde; de más está decir que a mí tampoco.
Llegamos y me dijo que tendría que ir a ver a Wilson, había estado a cargo de esto todo el día y tenía que recibir algún tipo de compañía. A la legua se notaba que se gustaban, quisieran o no terminarían juntos. Clara había parloteado sobre la declaración que le haría… Con suerte, sería hoy.
Caminé y paseé por todo el territorio, había entretenimientos muy agraciados. Que había visto anteriormente, pero ahora se veían aún más espléndidos.
Terminé sentándome en uno de los escalones de las escaleras. La mayoría de las personas que vi habían venido con su familia. Excepto yo y Clara, nosotras no teníamos familia cerca. Nunca estuvieron para nosotros, ¿luego de 4 años lo harían? No me hagan reír.
Escuché que alguien se sentó a mi costado.
Por auto reflejo volteé la mirada.
Era justo quien no quería que fuera.
La persona por la que me pasé pensando anoche y por la que no pude dormir. El chico que me vuelve loca y anoche me di cuenta.
Lo vi y había pensado en omitir la opción de declararme. Aunque la cobardía no era aceptada en mi persona…
-Hola.-me dijo.
-Hey…-respondí sonrojándome.
-¿Tan sola y tan linda?- bromeó.
-Ligar no te queda bien. Solo decía…-reí.
-Ni lo digas.-sonrió de lado- es raro verte aquí. Casi nunca vienes a estos festejos.
-Sabes que los aborrezco. Pero lo hice por Clara…-lo miré.
Miré su cabello rojo, sus ojos grises distraídos fijos en un lugar del ambiente, su vestimenta habitual, tan rebelde como siempre.
Me enloquecía.
-Se ve que la quieres mucho.- bufó.
-Oye, tranquilo, no te pongas celoso- bromeé y me apoyé en la baranda de la escalera, de espaldas.
-¿Celoso? ¿Yo? Pero si hay miles de chicas queriéndome en su cama.-se me borró la sonrisa que mantuve. Y él explotó en risotadas.
-Solo bromeaba.- sonrió sincero.
-O tal vez sea cierto pero no lo sepas. – sonreí de lado.
-¿Y tú estás entre ellas?- preguntó mientras se acercaba a mí.
-Tal vez sí, tal vez no.- enredé.
-Podrías ser la única de todas ellas que ganaría.- me miró seductor.
Y exploté en risas. –Ya deja de jugar, Castiel.
-¿Sigues creyendo que juego?- su cara cambió de divertido a serio en un santiamén.
-Innegablemente.- le guiñé un ojo.
-¿Quieres que te lo demuestre?- siguió mi juego.
-Si tienes las agallas…- sonreí.
Fin Flashback
-¿Y pudiste declararte?- preguntó Sally.
-¡Vamos mamá, sigue la historia!- preguntó su hermana.
Y la puerta principal se abrió dejando al descubierto a un Castiel recién llegando de trabajar.
-¿Y todavía se lo preguntan, niñas?- respondí yo.
Castiel me sonrió.